viernes, 23 de octubre de 2009

Para hoy, presentó cuento de Cuatro extremos de una soga, uno de mis primeros libros. Éste, como otros de mis relatos, parece tener vida propia, ya que de vez en cuando aparece en blogs o revistas literarias, por su cuenta, sin yo saberlo. Me entero siempre, al tiempo, y me asombra que guste y lo mantengan vivo personas enamoradas.
En mi otro blog, Caravasar, presento un cuento de mi amiga y ex alumna Olga M. Cortez Barbera, titulado Maléfica. La dirección es:
______________________
PÁRRAFOS REDACTADOS
PARA RESUMIRTE LO OCURRIDO



Era contigo que soñaba: intercambiábamos besos. Sutilmente recorrían nuestras manos nuestros cuerpos. Entrelazábamos caricias y silencios.
Desperté.
Súbitamente.
El tiempo galopaba inmóvil hacia el infinito: las tres. Pretendí retomar el sueño pero a mi izquierda percibí la proximidad de un cuerpo cuya presencia reconocí de inmediato. Me volví: mis manos confirmaron lo que había intuido. Con lentitud, prosiguieron por la erguida redondez de tus pechos. Como detallándoles, recorrieron los rasgos de tu rostro, los tensos caminos de tus muslos, la sinuosa rigidez de tu cadera.
Partícipes de un compartido ritual te despojé de una tenue bata rosada que obstaculizaba algunos de nuestros movimientos. Mi pijama fucsia quedó abrazada a ella en anticipada entrega mutua.
Luego, penetré tu cuerpo con el mío, hasta que entre ambos se interpuso el cansancio.
Quedé dormido.

*****

La persistente claridad me obligó a abrir los ojos: las ocho. Te busqué a mi alrededor. El único rastro de tu extinta presencia era la bata rosada, adormecida a un lado de mi almohada. Te llamé. Ansioso. No recibí respuesta. Me levanté.
En cada una de las dependencias de la casa busqué y rebusqué algún otro indicio de tu pasada permanencia: por todo hallazgo, el silencio.
Una serie de dudas acometió mi búsqueda. Como si así pudiese descifrarlas, me senté en la sala a mirar por la ventana. ¿Realmente estuviste aquí anoche? ¿Por qué no te sentí llegar hasta mi cama? Es más, ¿cómo entraste si sólo yo tengo llave? Otra cosa: en la tarde habíamos hablado por teléfono, separados por más de quinientos kilómetros.
Precisamente, el teléfono.
Tú.Con la agitación propia de quien refiere un portento, me relataste que a las tres de la madrugada te despertó mi respiración. Que encendiste la lámpara en tu mesa de noche. Que al confirmar que era yo, la volviste a apagar. Que sentiste mis manos recorrerte y atraerte hacia mí. Que correspondiste mis caricias. Que te dejaste quitar una bata rosada que te cubría. Que nos entregamos hasta el cansancio. Que cuando despertaste (y acababas de hacerlo), tan sólo hallaste mi pijama fucsia hecha promontorio en el piso de tu habitación. Que me buscaste por todo tu apartamento y, al no encontrarme, decidiste llamarme.

2 comentarios:

  1. Podría volverme la "protagonista" del cuento y mandárselo a alguien a kilómetros de distancia, podría dormirme y despertar, mirar el teléfono y hacerme las mismas preguntas, podría incluso dibujar el rostro y percibir su hálito, definir la temperatura, la piel, los cuadritos de la pijama y aún así no dejaría de ser el sueño...

    No tengo dudas, me hiciste suspirar. Mil gracias!

    Ophir

    ResponderEliminar
  2. Buenas noches, por favor quisiera conseguir este libro . Una vez lo tuve y pude disfrutar de su lectura pero lo preste a una persona que jamás volví a ver. Le agradezco al autor, Sr. Sequera por favor atienda mi llamado, me diga dónde puedo acceder o comprar "Cuatro Extremos de una Soga". Ha sido el libro mas apasionante que he leído en los 28 años de vida que tengo. Por favor, aquí le dejo mi correo para que me responda, gracias...!


    Mi nombre es Yesenia Garcia, mi correo yesgar30nv@gmail.com Gracias... Muchos saludos.

    ResponderEliminar